lunes, 17 de marzo de 2008

Páramo.

Ya no recorras las distancias inalcanzables, ni le busques explicación alguna. No corras las cortinas de la ventana. Ni botes el agua de la bañera. No vas a encontrar lo que buscas porque aquello ya se fue, lejos, más allá de ésta piel, de las plantas de mis pies que se helan; de mi vientre cuyos microscópicos pelos se erizan al contacto (ajeno), de mi columna con memoria infinita, de mi cuello que circula desnudo entre el páramo externo.
Trata de encontrar a quien buscas en la memoria imperecedera.
Trata de encontrarme.

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