domingo, 26 de agosto de 2007

22.

Señora, no me mire con esa cara de vaca pronta al matadero, su idea de Chile realmente dista harto de lo que se quiere mostrar, o vender. Chile ya no es aquellos campos sobre los cuales los huasos corrían, tampoco es el verde frescor sobre los cuales se consiguen los machis sus hierbas; no señora, no sea mentirosa, porque Chile ahora es tecnología, Chile ahora es Pop, Kitch y también Snob, ahora hay para todos los gustos. Si ya no le gusta el patriotismo, ni las empanadas, ni los pajaritos, y si también le cargan las fondas puede refugiarse en los nunca bien ponderados malls, que son el antro para el gusto sofisticado, para la comida rápida y chatarra y también para las reuniones sociales de las pokemonas, de las pelo lais, de los flaytes, y de otras tribus urbanas. Señora, no me mire con esa cara de pena, porque ya no se la creo, hace tiempo que las cosas vienen cambiando y no me diga que no se dio cuenta, si hasta los negocios de abarrotes están peligrando, y en su lugar están proliferando los delivery´s, porque hacen las hamburguesas más ricas y sabrosas por un par de lucas, además, ahora también están llevando a la casa comida china, entienda señora que ya nadie quiere su cazuela o su charquicán, o sus porotos con rienda. Hace rato que la máquina del Mc´Donalds llegó para quedarse, incluso ahora están remodelando uno de sus locales, en avenida Alemania, porque a ellos "les encanta renovar", y bien sabe que frente a sus ollas llenas de sopa con aceite y trozos de carne, la gente bota a ojos cerrados por la inmediatez de las enfermedades coronarias con una cajita feliz de por medio. Hace tiempo que se puede vender el alma al diablo señora, no sé para qué va a misa los domingos si sigue pelando a la vecina que tuvo un hijo sin casarse o porque la escandaliza ver a dos mujeres tomadas de la mano siendo felices así, no vea la telenovela entonces po, señora. No me venga con manipulaciones, no va a ganar nada, usted y el puñado de gente de su generación es un retrato insípidamente feliz, pero sólo en apariencia, es como un retrato antiguo que está inmóvil y alineado, siempre con una máscara detrás de la cara, esperando que nadie note cuan sola se siente. Tampoco me manipule con sus lágrimas, de que ya no hay nadie a quien enseñarle el arte de las plantas, aquí la magia milenaria palidece frente a los poderes de la tarjetas de crédito y de las ventas nocturnas. ¿No ve qué acá todos somos felices?, deje de dar lata y vaya a ver su novela de las tardes, disfrute eso que le va quedando porque es una de las pocas cosas que no han variado con los años; a lo mejor los canales no cambian la programación porque hay muchas amas de casas igual que usted; deprimida y aburrida hasta el asco de su propia vida, incapaz de reinventarse como lo hacen los artistas que crean casi pura mierda y que ahora están en la cúspide de la vida. A lo mejor debería, no sé, ir a un gimnasio y meterse a un club de baile entretenido, que está tan de moda, ahora que salió por las noticias que los viejitos también salen a parrandear, que las cincuentonas y sesentonas como usted también pueden alcoholizarse y pasarlo chancho, bomba, dejando de ser tan gansa como lo es usted, señora.
Ah, ahora opta por no hablarme y voltearme la cabeza, está bien, yo no estoy diciéndole que usted esté mal, simplemente el mundo cambió con sus cosas buenas y malas, y para la gente como usted, la actualidad es algo incomprensible, demasiado compleja para su estrecha mente de campesina que se casó a los quince años. Ahora no se puede criar gallinas para vivir y tampoco se puede ser panadero para poder sostener a toda una familia, al menos no para poder brindarle una buena educación. No me venga con que la situación política está pésima, usted siempre tan bífida como una serpiente, hasta casi se convenció con Pinocho y cuando la gorda ésta subió a la palestra usted me refregaba en la cara que ahora las mujeres se reivindicarían, que ahora si que si, que aquí y la quebrá del ají, y justo ayer ya reclamaba que la vieja de mierda y la concha su madre que tiene tanto liderazgo como Allende cuando nadie lo pescaba al pobre, a pesar de ser un pan de Dios, según usted. Incluso hoy le encontraba la razón al diario cuando se mofaban de ella, de la saco de harina, de que creaba comisiones para todo y para todos, inclusive para los que no tenían comisiones, no sea hipócrita señora, no se pase pal bando contrario cuando su bandera está perdiendo, ¿No ve que eso lo nota la gente?. Usted también vivió con opulencia durante algún punto de su vida, y perfectamente fue capaz de soportar que al lado de una casa lujosa estuviera un vagabundo pidiendo plata, usted y sus aires aristocráticos de antaño, con ese collar con pelotas blancas que siempre tomaba con la mano izquierda mientras se paseaba por la casa como la gran señora que pretendía ser, ¿Y ahora que le va quedando de eso?, no me venga con que su vida fue sufrida, porque todos en el mundo sufrimos y nos sentimos solos, no sea halaraca y vaya a hojear a su Corín Tellado que harto bien que le hace, como que la compensa por unas horas, mientras todos tratamos de seguir con nuestras vidas; le haría bien leer esa porquería que nada le enseña. ¿Pero qué gano tratando de hablar con usted?, si ya es un árbol viejo y chueco que ya no va a enderezarse, por mucho que le muestre sus errores; se que me escucha aunque haga ruido haciendo supuestamente aseo, porque en la mañana lo hizo y ahora no hay razón para agarrar las sillas del comedor como lo hace; se que me está escuchando y su reacción es la más infantil que he conocido a lo largo de mi vida. Mejor ponga a su Violeta Parra, que la calma, ya que no quiere leer ni escucharme tampoco, pero le advierto que en su radio ya están sonando esos otros Parras colgados que no tienen gracia ni para tirarse un peo, todos viven de la pobre que ya está chata de cumplir diecisiete, estos otros son unos patanes que no le trabajaron un día a nadie y que tienen gusto sólo para crear pura mierda, pero eso ya lo dije.
Señora, cálmese, pondré a calentar la tetera -porque todavía no tenemos hervidor eléctrico- y luego podrá observar como avanzan las nubes por la ventana, sin que le de frío.

viernes, 24 de agosto de 2007

Poema barato II (Ausencia)

Tú eliges dónde escondes tus heridas.

Tú sabes dónde guardas tus manos.

Tú conoces los rincones de aquel cuerpo.

Tú escoges el lugar hacia dónde se dirigen tus ojos.

Tú sabes lo que se guarda entre el pecho, la carne y los huesos.

Tú conoces el lugar de mil batallas.

Tú sabes a dónde se dirigen mis pasos.

Tú visitaste el color de esas pupilas.

Tú eliges cerrar puertas que bien podrían estar abiertas.

Tú eliges la ausencia.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Poema barato I

Gente que camina.

Gente que se cruza.

Gente que se pasa a llevar.

Ojos de la gente, ojos de serpiente.

Gente que mira.

Tu mirada en mi.

Evitando tu mirada.

Querer mirarte.

Querer que me mires.

Querer ya nada.

Querer sólo descansar.

Dejar que el agua caiga.

Dejar que el agua ruede.

Leer entre líneas.

(Perderme en la letra chica)

Quedar solo.

Evitando tu mirada.

Perderme(te) mirando(me).

domingo, 19 de agosto de 2007

El loco.

En realidad no estaba conforme con su familia. No estaba conforme con lo que su padre le decía. No estaba conforme con lo que su madre quería. En realidad no estaba conforme con nadie de aquellos. Quería, en el fondo, escapar. Quería que su rostro chocara con el viento y sentirse libre sin las restricciones y las preocupaciones que lo aquejaban en aquel lugar que, siendo suyo, no sentía como tal. Contradicciones flamígeras siempre ardían en su cabeza, pero también en sus piernas que siempre querían correr cuando veía aquel portón abrirse de par en par para servir de receptáculo a aquellos flamantes autos que entraban sin pretensión alguna que la de ser excentricidades únicas. La vida en aquel lugar lo asfixiaba. La vida con opulencia lo trastornaba. Quería ver que había detrás de aquellas rejas electrónicas de más de dos metros. Quería conocer el mundo con sus propios ojos sin que hubieran intermediarios censuradores que cerraran sus pupilas. Un día, decidió simplemente escapar con lo puesto, resuelto en su mente, como si fuera una armadura de metal impenetrable, logró no retornar a lo que él llamaba su hogar sin vida. Así que simplemente caminó, resuelto, y sin armas con las cuales enfrentarse el mundo, siguió lo que él creía que era su camino; descubriendo que el mundo es un lugar ampliamante inhóspito, engañoso y serpenteante, pero a la vez también hermoso, y con ello, con sensaciones que lo embriagaban con fragilidad, extrañeza...y una extraña calma.

sábado, 18 de agosto de 2007

El memo.

Hola. Mi nombre es Andrea y es tan común como el de un pan con mantequilla hecho a la hora del desayuno que se quedó a medio comer porque quién me devoraba llegaba tarde a su trabajo. Tengo la cara más común, no soy alguien que llame la atención, pero tampoco soy molestada por la fealdad de lo común y de lo corriente. Mi nariz cuelga sin gracia entre medio de ambos ojos saltones y chillones como los de una rana. No tengo apodo alguno porque tengo el encanto de una pirámide de arena, que el tiempo se encarga de mermar. Tengo una vida sencilla siendo una cajera de un banco, por ello mi figura tampoco es la de una vaca preñada, pero aún así me siento insignificante, pequeña y vacía por dentro. Vivo sola, mis padres murieron hace ya muchos años, y no tuve más remedio que el de pagar por vivir. Todo en mi vida es perfectamente normal e incluso hay días en que rezo porque de algún sistema lejano, me llegue una bala perdida para terminar con mi intrascendente existencia. No tengo amigos porque trabajo de sol a sol en dicho banco que se alimenta de los huesos de quienes trabajamos para ellos, pero mi renta está hintachablemente pagada al día. No soy ni rubia ni morena, soy algo así como una dicotomía hecha carne, sin gracia entre los brazos y sin elegancia detrás de mi espalda. O eso creo yo. Vivo mi vida con la naturalidad de quien se sabe una cucaracha en el cuerpo de un humano. De vez en cuando me gusta escribir en un computador que está que se jubila, por lo viejo que está, y porque ya no le caben más virus dentro. Sí, a veces veo a hombres desnudos por la net, cosa harto normal para remediar al menos momentáneamente mi cautiverio laboral, porque al llegar a mi pieza, de noche, con hambre y cansada, no tengo ganas de conocer a nadie. Al menos ya me he acostumbrado a ésta rutina; una se termina acostumbrando a la soledad y a lo que de ella surge, como el uso indiscriminado de pornografía. Como decía, al ser una persona insignificante, puedo observar muchas cosas y pasar por alto en situaciones frente a las cuales la gente común no podría pasar como una pequeña garrapata invisible. A veces creo que en la noche algo me viene a visitar a mi cama. A veces siento que alguien acaricia mis piernas debajo de las sabanas cuando estoy a punto de quedarme dormida, otras veces, en sueños, siento la presencia de alguien que me acompaña; no sé si será "alguien" o "algo", pero creo que es más "malo" que "bueno", ya que ésta última semana creo que he sentido fehacientemente que unos dedos largos me rozan las piernas y suben sin pudor hasta casi tocarme la vagina. En fin. Obviamente esto no lo comento con nadie, porque sería encerrada junto a verdaderos locos, aunque he escuchado por ahí que los locos son los primeros en decir que son las personas más sanas del mundo. Y yo soy así, es decir, tengo la normalidad de una hoja de roneo, pero no me siento mal por ello, incluso he podido sacar provecho de ello. A veces me gusta imaginar a la gente como los veo en mis sueños: en blanco y negro. Todo transcurría con la misma apática normalidad de siempre en mi vacua vida cuando uno de esos monótonos días en la oficina, la gata Araneda me da más trabajo del que se merece un obrero de papel. Dijo que si no lo llenaba encontraría a alguien que lo hiciera más eficientemente que yo, y para finalizar, concluyó que incluso había gente mucho más capacitada y carismática que "ésta pobre muerta de hambre que tiene cara de perro con distemper", o sea yo. Ya no discuto, pero pretendo disfrutar de lo poco que me da la vida, o eso pensaba hacer cuando veo tropezar a la gata con un pliegue de la alfombra de la oficia en la cual almorzamos antes de que todo el mundo pague sus cuentas antes del último día en que vencen sus préstamos. Cayó mal, casi se dislocó la cadera -aunque es sólo una exageración, no sé si se podrá dislocar una cadera- y gritó como yegua pariendo a un becerro mutante de dos cabezas. Pablo y Guzmán, -dos obreros más- la fueron a parar, pero ella, jefa y déspota como siempre, casi los degolló por, según ella, "ser tan bruscos para pararla". Yo seguí haciendo el papeleo con la normalidad típica de quien se resigna a su futuro, cuando de pronto, a lo lejos, veo llegar un contingente de uniformados de oscuro -en realidad era azul oscuro, pero me gusta sólo el blanco y el negro, creo que incluso ya lo dije-, muestran sus identificaciones como si fueran un multipase
y se dirigen directamente hacia el cubículo donde se encuentra nuestra manda más. Malversación de fondos. Ese era el cargo del que la acusaban, mientras hacían contacto ocular directo con la perra (gata) en cuestión, tratando de adivinar si se iría a la cárcel por la buenas o por las malas. La mal llamada señorita tuvo la decencia de irse caminando con sus dos captores resguardándola por la espalda, sin siquiera tocarle su huesudo trasero, porque ella aseveró tener "la clase", la "elegencia" para poder sortear este tipo de impass con la frente en alto, "total, el que nada hace, nada teme", mientras todos los esclavos del sector uno salían de sus cubículos para observar dicho círco, yo estaba sentada en asientos de primera fila, viendo como aquella serpiente bella por fuera, pero podrida y mal oliente por dentro, era llevada hacia el auto para responderle a la mujer ciega con espada. No pude evitar sentirme bien conmigo misma, y tampoco pude evitarme sentir bien por la mala suerte de mi superiora. Eso me tuvo una sonrisa dibujada durante toda la noche mientras hacía la masa de un pequeño küchen de frambuesa para guardarla durante la semana e irmelo comiendo cuando llegara en la noche. Milagrosamente tengo un celular, esos de primera generación, esos ladrillos del ayer, que ahora son buscados mafiosamente por las compañías telefónicas para "reacondicionarlos" y ofrecer por una conveniente suma de dinero sus renovados servicios. Una hora antes de irme al trabajo, me llamaron a mi Nokia C-4XXX1 (el resto de los números ya se borró) y me pidieron que revisara aquellos papeles que la perra con piel de gata me había dejado. Eran miles y ya me suponían al menos dos días de acuciosa lectura, burocracia -que firmen éste papel, que manden a la sección B éste otro, que la cláusula ésta enredada, y mucha más lata- y aburrimiento. Faltándome mucho más de la mitad para terminar aquella pila de mierda hecha roneo, me tomó un sorbo de café y yo, con la agilidad de un hipopótamo, paso a botar la ruma de papeles que estaba en mi escritorio. Maldigo mi infeliz vida y comienzo la acérrima tarea de irlos levantando en el orden correspondiente, para no perder el orden, cuando entre aquellos papeles tamaño oficio, cae un pequeño papel tipo memo. Estaba sucio y mal escrito, o al menos borroso. Era de correos de Chile y en él, había el número de la caja con su contraseña correspondiente. Pregunta: ¿Debo guardar éste golpe del destino y jugármela?, o ¿seguir siendo una pobre puta insignificante ante la vida que me carcome y seguir trabajando bajo mi escritorio?, ¿Habrán millones de dólares escondidos o habrá dentro de aquel cofre algún arma?, ¿Habrán millones escondidos bajo un arma también escondida?. Interesante por decir lo menos. Pero eligo no tener problemas y dejo el papel entre todos los que están, total ya soy mujer vieja, hecha y derecha para andarme metiéndome en la vida de los demás como para más encima andar fisgoneandome y metiéndome en lo que no me importa. Además me pueden pillar. Ya, lo dejo entre medio de estos otros papeles y me olvido de ésto. Puta estéril, ¿A qué le tienes miedo?, ya, ya, filo, podría estar mucho peor.
Sigo trabajando hasta la una de la tarde. Hora del almuerzo: papas con trutro de pollo, Un asco. Jugo Yupi de naranja y su correspondiente servilleta. Vuelvo y hay una sorpresa: El papel está sobre el teclado del computador. Abro los ojos como una mosca en celo y giro en todos los grados que puedan existir para ver si alguien tuvo la idea de hacerme ésta jugarreta, pero no hay nadie, el más cercano es Pablo y él no lo habría hecho porque tiene la inteligencia de un maní, e incluso el maní es más inteligente que él. No, Pablo no pudo haber sido. Me siento nerviosamente tratando de parecer lo más tranquila posible y casi boto el resto de café que ya está helado para ese entonces. Se que como actriz soy mejor cajera bancaria. Los nervios me comen viva y casi siento que boto el pedazo de pollo por el agujero más inmediato. Tomo la decisión de salir de mi lugar de trabajo, pedir mi día libre que no pido durante la década que trabajo en este basurero para ricos y largarme a la tranquilidad de mi pieza. Con el memo en mano.
Sí, soy una puta transigente, miserable y de la misma calaña que la gata Aravena. Sí, me gustaría tener más dinero que el que obtengo en mi mísero salario de empleada de un banco que nunca sabrá todos mis nombres. Sí, estoy acostada y junto a mi está el memo, como si estuviera compartiendo la cama con un hombre luego de haber fornicado con él. Ahora si me voy presa, y adentro de la cárcel seré violada hasta por las ratas que las poblan. Pero no si me apresuro a ver que mierda hay en esa cajita de la conche su madre de esta perra que casi me partió el pescuezo de tanto trabajo extra-horario que me dio con una sonrisa vil en su rostro. Parto en mi bicicleta (abaratando costos) y casi chocó con dos autos, armo un taco para atravesar una calle imposible y luego pedaleo más fuerte para que una jauría de perros no me coma viva. Llego a Correos de Chile, le pongo cadena a mi destartalada bicicleta y verifico el número del casillero y la clave para poder acceder a él. Entro con la naturalidad de un carnero frente a un matadero y busco hasta encontrar el casillero que me puede hacer famosa para luego hacerme huir hasta las islas Galápagos para vivir mi vejez. Se acerca un guardia directamente hacia mí. Mi desodorante me abandona, intento hacerme la de las chacras. El guardia se moja los labios, yo estoy a punto de irme sin nada, el guardia está a solo unos pasos de mi, yo abro el casillero y me retiro mirando el suelo.
-"señorita"- dice el guardia treintón.
Yo no miro a nadie, o miro el suelo mientras camino con las carnes trémulas.
-"¡señorita!," exclama el guardia y yo ya no puedo hacerme la loca, porque cualquier otra omisión sería algo grave, levanto la miraba y me volteo con la sensualidad que tiene un vomito seco a plena luz del día.
-"señorita, tiene que tener más cuidado con sus pertenencias, su bicicleta es un blanco fácil para los ladrones, aquí hay que tener mucho cuidado... por cierto, ¿Se iba dejando su casillero abierto?".
-ehh. ¡Oh!, pero que descuidada soy, lo siento harto, la verdad, es que ... justamente iba a mover mi bicicleta a otro sitio más seguro, pero mi memoria es tan mala que apenas se lo que comí en el desayuno.
- Tiene que ser mucho más cuidadosa, aquí se han robado muchas bicicletas y han tratado de quitarle las llaves a los usuarios; antes, cuando todavía no usábamos los casilleros con el sistema de cerradura-número, ¿Cómo se llama eso?, tienen un nombre en realidad, bueno, no lo sé.
- Lo tomaré en cuenta, gracias.
"pero mi memoria es tan mala que apenas se lo que comí en el desayuno", cómo se te ocurre decir semejante idiotez, por eso estás como estás, perra inútil, por eso trabajas en un banco de sol a sol, y por eso hasta Pablo ha avanzado más rápido que tú en ese cuchitril de bazofias, ¡Aprende a pensar, lastra!.
Bueno, aquí estoy, revisando algo que no me corresponde y que, sinceramente espero que valga la pena que deje acumulado más trabajo para los próximos días, que valga la pena el choque múltiple que casi provoco, y que valga la pena meterme en el forro en el que me estoy metiendo.

Ok, voy a vomitar.
No son los millones que pensé que estarían escondidos, tampoco hay un arma escondida y menos aún un fondo falso que me lleve indirectamente al botín. La verdad es aún más dura de lo que imaginé. Hay una bolsa de papel. Dentro de ella hay una mano cortada.

17

14/08/2007.

"He estado enfermo desde hace dos días aproximadamente. O desde hace aproximadamente dos días que ya no puedo controlar mi cuerpo. Se encoje para luego expeler mareas de mocos que siento danzar dentro mío. Es decir, estoy inmunodeprimido. Ayer repetí por más de dos horas una disertación de dos minutos, para esa profe a quien le tengo un miedo mortal. Finalmente, se me olvidó la mitad de lo que quería decir, aunque una fuente cercana muy confiable me asegura que dicha docente se excitaba a medida que recitaba los números de los artículos y de los años y de las leyes que sepulté bajo mi cerebro para que por fin saliera artificialmente natural. Sentía que los músculos de mis piernas se tendían a agarrotar, que mi voz se entrecortaba y que mis pensamientos se atropellaban unos sobre otros, ensañados sobre aquellas palabras automáticas que estaban esperando por su fallido debut. Aún así creo que convencí al proletariado.
Pensando ahora en aquellas cosas que siento internamente, pero que no se ven externamente, tengo algunos puntos importantes que no sé si podré aclarar algún día:
Primero: Hay muchas cosas que no soy y que me gustaría ser.
Segundo: Hay muchas cosas que soy y que odio de principio a fin.
Tercero: Hay pocas cosas de mí que me agradan.
Cuarto: He sembrado muchas tierras para no recoger nada.
Quinto: Siempre tengo cosas que opinar aunque no pueda decirlas."

Hoy, a algunos días de leer mis palabras, debo confesar que: Sigo igual.

jueves, 16 de agosto de 2007

Haciendo hora pesao pa´ laboral.

1. Un color: Rojo.
2. Un sentimiento: varios.
3. Una fruta: apple.
4. Un verbo: dormir.
5. Un mueble: la cama.
6. Una palabra: Ah!
7. Una bebida: Jugo.
8. Una estación: Primavera, ya no me gusta la lluvia.
9. Un mes: Agosto.
10. Un dia: Viernes.
11. Un número: 3.
12. Un paisaje: El de las pinturas.
13. Un elemento: Agua.
14. Una parte del cuerpo: Los ojos, los hombros, la curva de la espalda, el mentón.
15. Un coche: un Skooter.
16. Un olor: Incienso.
17. Una sensación: La calma.
18. Un país: Canadá, Australia, Madagascar.
19. Una canción: Alguna de Fiona.
20. Una flor: ehh... no recuerdo ni una.
21. Una locura: Hace tiempo que no hago una.
22: Un pensamiento: "Me decepcionaste".

jueves, 9 de agosto de 2007

15.

Querido Blog:

Ayer fue un día como tantos otros: Comencé mi día sin haber terminado el anterior, es decir, tuve una noche de insomnio y de sueños cortados por la culpa de mi gato que me aullaba cuando me quedaba dormido, y también porque mi guatero por primera vez me juega la mala pasada de asfixiarme como pollo al espiedo; es decir, comencé el día totalmente cansado y con ganas de seguir encamado. Hacía un frío endiablado fuera de las sabanas, era casi satánico desprenderse de las ropas para darse una ducha por el peligro de morir congelado en el intento. Mi desayuno fue otra dosis de dolor auspiciado por mis parachoques que constantemente son remodelados para ajustarlos a mi cráneo cambiante; el punto álgido del desayuno es que no había café, y como buen adicto que soy a ésta droga legal, busqué por toda la despensa reclamando lo desconsideradas que son algunas personas por no guardarme una mísera cucharada de mi tranquilizante local. Lo sé, la vida puede convertirse en un infierno de un segundo a otro. Así que preferí freir leche fría en el microondas y ponerles de esas zucaritas de chocolate. Mis panes fueron a base de manjar con cubierta de crema de hace cuatro días; igualmente sabroso.
Puse mis primeros pasos en la calle y vi todas las posas nocturnas congeladas; ahí me dieron ganas de tomar fotos como enfermo, pero la hora apremiaba y además no me da sacar fotos cuando hay potenciales pululeos de personas a mi alrededor. Llegué a la Universidad y me dijeron que no había clases sino hasta las once de la mañana, pero estaba tan cansado como para rabiar al respecto y/o para deprimirme, así que esperé afuera, con un cubo de hielo dentro de mi nariz, mientras llegaba y llegaba gente. Después entré con mi amiga de los mil apodos y ahí conversamos y reímos mientras hacíamos hora para la clase de Clínica. Yo ya no me hago expectativas respecto a la vida universitaria, y en efecto, no me desilusioné ni me sorprendió ver una de las clases más aburridas que se han hecho en la historia de la humanidad. Otra entrevista a un psicólogo; hasta aquí, tengo dos posibilidades: O me cambio a periodismo y llego finalmente a SQP, o me salgo de la carrera y me quedo leyendo cartas en una pieza de dos por dos.
Tuvimos clase con la chica de piernas musculosas y nos contaron que estaba tan enojada que hasta chocó/se enredó con una puerta por estar tan emputecida por algo que no era nuestra culpa. Al fin supe que le caigo bien y que al parecer no me ve como un insecto insignificante que puede morir bajo un zapato o bajo el poder de Baigón, porque me sonrió afablemente.
Cuando la clase terminó ya no hacía tanto frío, y como muchas veces, nos fuimos riendo con mi amiga de los mil apodos hasta parecer mutantes sueltos en la calle. Es increíble cómo hasta el momento nos aguantamos si ambos tenemos un carácter fuerte (como la mierda) y no nos hemos destripado todavía. También es increíble que casi sólo con ella puedo ser más yo y hacer y decir lo que me plazca sin que me ataque la comitiva de la moral y las buenas costumbres. En fin, Me acostumbré a su compañía y a otras cosas que no son tan saludables.
Luego de eso, y de haber entrenado, me aguardaban sorpresivamente una hamburguesa gigantesca que comí hasta desfallecer por un ombligo que se me dió vuelta. Ahí volví a ver en las noticias lo atribulado del clima mundial, y que ahora, los shilenitos, también sufren por este tema, en especial los agricultores y los consumidores de vino.
Me reiría de no ser porque este es un tema serio que nos incumbe a todos, y como dice mi papá, estamos ad portas de otra guerra mundial (esto de tener complejo de oráculo es familiar), el objetivo del por qué iniciamos guerras y lanzamos bombas cambia - llámese pretóleo, posición geográfica y terrorismo- pronto nos descuartizaremos por "agua" dijo mi nunca bien ponderado progenitor, mientras me venía a dejar a una clases que según yo, juraba de guata que comenzaba a las dos y media, cuando en realidad comenzaba a las tres en punto. Este es el día jueves, y ésta cargada comenzó el día miércoles; en realidad el martes, porque doy cuenta de mi mala relación con Morfeo. Hoy es un día como tantos otros, estoy en el Doxer, con la aparición de cierta persona con sus aires de grandeza y con ese caminar tan grandilocuente que siempre lo caracteriza, aunque en realidad el tipo no valga mucho -y eso simplemente se nota-. Sí, llegué media hora antes de lo debido, y aprovecho de terminar este escrito que veo que no va para ningún lado, salvo notar que mi vida universitaria se remite en gran parte a la persona de los mil apodos, a hacer notar que pronto nos hundiremos porque los casquetes polares se derriten, o porque moriremos como cuando los niños queman hormigas o babosas con un espéculo; ahora a todos les importa el ambientalismo, porque ahora a todos les están sucediendo calamidades. También podemos morir de inanición porque las lechugas y las paltas no van a brotan por culpa de las nevasones, en fin, tenemos para escoger.

Querido Blog, Ahora ya no estoy en el Doxer, sino en la seguridad que me ofrece mi pieza, un lugar que bien me refleja. Aquí decido terminar este relato, narración, lo que sea, recordando que no me manejo bien en grupos, que abandoné esos vínculos pasados que a veces me caracterizaban; que no siempre avanzamos por donde queremos, que a veces, el camino se mueve solo y sin que uno lo advierta, como una rueda que se mueve lentamente, con gente arriba de la carretilla, como un cigarro que se está consumiendo, como un pastizal que se empieza a quemar, como el tránsito de mi casa a la U y de mi casa al kwoon, como un calentamiento global, como cavilaciones varias, como éste escrito.

martes, 7 de agosto de 2007

Fantasías.

- Soy un maestro agua.
- Puedo dormir sin guatero.
- Me se los nombres de las calles.
- Puedo mantener el orden de mi pieza una semana completa.
- Puedo dormir en cuanto apoyo mi cabeza a la almohada.
- Soy un referente social.
- Siempre se que decir.
- Se tocar la guitarra, el piano y además canto muy bien (y en inglés).
- Represento totalmente mi edad.
- Puedo andar en bicicleta sin usar las manos.
- Tengo baterías eternas para mi MP3.
- Mi estómago va a dar con un agujero de gusano, por eso siempre tengo ganas de comer.
- Hay zentraedis entre nosotros.
- Ganaré un concurso de fotografía.
- Seré el ayudante de Grof (me puedo conformar con eso).
- Jung me visitará en sueños y me ayudará en mi viaje.
- Me aprenderé todos los arcanos menores en un día.

FIN.

sábado, 4 de agosto de 2007

Aguas turbulentas (Y en donde terminas).

Ocurrió de improviso. Ella sabía el motivo del por qué estaba en esa habitación con él. Había inventado coartadas que ni ella misma se creía; así que de improviso y decididamente decidió sacarse la polera, a continuación se sacó los bluyens y luego de eso el sostén. Él en realidad no estaba sorprendido, y se dejó acariciar por esas imágenes que lo envolvían y prendían como si fuera lava volcánica. Ella sólo tenía su calzón blanco con bordes rosados y él tenía toda su ropa puesta, y sin embargo, algo anómalo brotaba bajo su cintura. Ella se acercó y posó su lengua entre los labios del hombre, entonces ambos sentían la respiración mutua del otro; finalmente, él la tocó y sus manos fueron a parar a su cintura, como queriendo resguardar aquello que se le ofrecía, no quería agotar todo el terreno fértil para cuando ambos se refugiaran entre las sabanas. Ella seguía jugando con sus labios y con los de él, hasta que el hombre cedió a sus encantos y respondió a aquella lengua con una boca abierta que dejaba que un músculo ajeno pudiera revolverse con el suyo propio. Ella tocó su camisa y en cierta medida se aferró a la de él, mientras lo desabotonaba lentamente. Ahora él estaba sin camisa pero con un pantalón y su erección. Jugaba con aquella prenda de aquella niña-mujer pasando sus manos por encima y por debajo, a la vez que lo sacaba y lo volvía a dejar en su exacta posición. Ella tenía sus manos por encima del pantalón, a la altura de su miembro. Su abrazo pronto se convirtió en una exploración de aguas turbulentas que hizo que ambos zozobraran en la orilla de la cama, que estaba llamándolos desde que ambos se conocieron; ahí ellos se perdieron, y se amaron, y se acariciaron; y se lamieron los ombligos; primero él, puso sus manos como si formaran un cuadrado en el ombligo de ella, como queriendo registrar un mapa que se había perdido hace tiempo; había marcado el camino para que la lengua no se perdiera en territorio escondido; y así fue como una lengua roja, grande y poderosa se paseó, humedeciendo la piel que pisaba, a la vez que ésta se agitaba en una especie de marejada sinuosa. Pero inevitablemente la lengua naufragó hacia abajo, y se perdió entre los gemidos de aquella hembra y sus manos que se aprisionaban contra las sabanas que ahora eran ahorcadas por su fuerza. La lengua bajó y se quedó estática por un tiempo, con sólo un ruido de fondo que era el acompañamiento para aquella ventisca. Pronto comenzaría a bambolearse en un ir y venir cada vez más violento, mientras que ambas manos desabrochaban el botón y bajaban la cremallera para bajar el pantalón y aquel calzoncillo que ya estaba algo mojado de tanto lubricar. Con un movimiento inesperado, ella logra darse vuelta para quedar sobre aquel que la estaba haciendo explotar de deseo. Quedó arriba de él y se juró que lo disfrutaría, y que él también. Pronto tomó con ambas manos el miembro del varón, y este, sorprendido, no dejó de mirar incrédulamente a aquella que en ese entonces era su hembra. Pero ella no cedió. Acercó su rostro y por fin introdujo su húmeda boca en esa estaca de la que brotaba energía. Comenzó como algo lento, tenía que acostumbrarse a la textura, al olor, al tamaño, mientras que él miraba el techo y abría su boca de par en par esperando de que algún modo eso hiciera menos rápidas sus agitaciones. Ella ya había tomado el ritmo y él no paraba de asombrarse de que aquella niña-mujer fuera tan buena con un hombre en esa situación. Finalmente, la lengua de ella descansó en el ombligo con pequeñas curvas de él. Su piel morena, ahora estaba cubierta de sudor y de ardor; mientras que ella se alejaba y se apoyaba en la cabecera, y como si fuera un elástico de cuerpo entero, abrió sus piernas de par en par, para el deleite de su amante, que no dudó en acercarse y de inyectar, sin cavilaciones, todo su miembro erecto. Ella se crispó de miles de sensaciones; mezcla de dolor inicial con sensaciones placenteras más bajas al orgasmo que se acentuaron con el ir y venir de aquel hombre. La cama se mecía y ya parecía que las tablas no iban a aguantar aquella tormenta que se desataba por encima de ellas. La que se hacía mujer ahora tenía un dedo de él en su boca, mientras ambos se miraban fijamente mientras eran uno solo. También los gritos y los gemidos se unieron y se volvieron uno solo, aumentando de intensidad hasta que en un momento infinito, todo cesó. Y ahí quedaron aquellos dos cuerpos desnudos, absortos por el cansancio y por el placer, mientras ella le acariciaba su espalda, él tocaba su ombligo con su mejilla, lamiendo con ternura aquellas gotas que brotaban por los poros de aquella chica. Para ella, esto de haber descansado fue como haber hecho el amor por segunda vez, mientras que él fumaba un cigarro y parte del humo iba a parar a la cara de ella, que hacia como si su olfato fuera el de un topo. Ella acariciaba el pelo de su pareja mientras tenía los ojos cerrados, y bien habría podido seguir así de no ser porque él de pronto se incorporó, y en dos minutos se vistió, hundió el cigarro que le quedaba en el cenicero, se vio en el espejo para no ver ningún desarreglo y al fin abrocharse los zapatos. Al fin cuando estaba listo y ya casi tocaba la manija de la llave, se olvidó de un detalle: Ella. Volvió, besó los labios de aquella niña que ahora era mujer con ojos perplejos, besó su ombligo, besó su pubis y luego se marchó, dando casi un portazo y dejando a una mujer que había comenzado como un niña en un lugar que no fue el mismo en el que terminó.

12.

Hoy, sus excesos terminaron por agotarme.
Hoy, sus silencios me perturban más que los gritos de antes.
Hoy, la puerta no puede cerrarse por más que la empuje.
Hoy. No soy yo en mí, hoy soy yo en relación a ustedes.
Hoy, justamente hoy.
No importa que sea mañana, o el sábado o dos años más, siempre será como hoy.
No importa que salga,
No importa que corra,
No importa que hable o que cierre los ojos, siempre será como hoy.
Siempre olerá como hoy.
Siempre se verá como hoy,
Siempre será como hoy.