Bien, son las ocho de la mañana con cincuenta y seis minutos mientras escribo esto, y ya no tengo mucho que hacer, salvo hacer el aseo e irme a la cama, por cierto, mi sueño estuvo interrumpido y por alguna que otra razón sólo dormía por media hora antes de despertarme de repente para darme vuelta al otro lado de la cama, mirando cada vez como la hora avanzaba; la última vez que la ví eran veinte para las siete, así que se podría decir que no dormí en toda la noche. Me levanté tempranísimo para ver mi problema con el famoso otorrino, para que me revisara y me hiciera el bendito lavado de oídos que nadie sabe hacer por si mismo, debería haber un ramo de salud en la escuela que te hiciera reprobar si no sabes limpiarte bien las orejas y más aún, un ramo que tuviera que ver con los primerios auxilios y cosas que tengan que ver con el cuidado que le damos a nuestros tímpanos. Tengo hora para mañana un cuarto para las diez, y me aseguraré de estar ya a las ocho plantado cosa de que me atiendan primerísimo, porque no encuentro nada más engorroso que esperar a que te atiendan, lo encuentro muy de sudaca, y sí, aunque suene clasista, me carga tener que esperar por mi turno, porque si los shilenos fueramos la mitad de preocupados que somos en realidad por el tiempo, seríamos mucho más eficientes de lo que estamos acostumbrado a hacer. Pero da flojera. Cuando entré por la hora con mi padre, vimos que nadie atendía el mesón para pedir hora, o sea, alguien pudo haber entrado a punto de morir pero tendría que haber esperado, porque la doña que más tarde se presentó a atendernos llegó cinco minutos tarde, y ella, en sus actividades, era todo en uno, es decir, prendía los computadores, limpiaba el mesón, sacaba cuadernos, libretas y demases. Para ese entonces nos había preguntado si habíamos esperado mucho, a lo que mi papá responde con un "sí" rotundo, , esto hace que la muy patuda mire "disimuladamente" el reloj para ver a que hora había puesto su lindo trasero en la silla. Tenía un pelo increíblemente enmarañado, onda que se levantó atrasada y se fué sin duchar al hospital, pero bueno, ya tengo hora y eso es lo que importa, aunque ahora esté cansado, con sueño, y tenga toda la mañana para hacer los aseos y/o nada.
Como decia, los shilenos son flojos, y no me incluyo aquí porque no tengo un pelo de flojo, de masoquista sí, y mucho, pero ahora centremonos en la flojera del blockbuster. Hoy fuí a ver si había llegado una serie que queremos arrendar, y en cuanto me bajo del colectivo veo como mis expectativas están erradas: Habren a las diez. "Carajo" pienso, si la gente no llega tan temprano a atender, por lo menos podrían abrir más temprano para ordenar sus productos o ver su inventario, en vez de hacer que sus trabajadores laboren hasta las tres de la noche, como me contó un mal amigo que tuve alguna vez. Así que partí con mis pilchas hechas a mi casa, con el morral verde lleno entre paraguas-libreta-lápiz-pendrive-llaves-cámara-y-demáses. Ahora ya son las ocho con cincuenta y seis minutos según mi computador, y sólo me queda una hora para decidirme si voy o no a entrenar, mientras más lo pienso más me niego, pero también se que cuando falten veinte minutos para que sean las diez, casi automáticamente pescaré mi traje (que me encanta pero que me queda algo así como suelto de mangas) miz zapatillas favoritas (esas pumas que hinché como bataclana ebria para poder tenerlas), mi pendrive (para hacer el transcurso del viaje más agradable) y a lo mejor mi cámara (uno nunca sabe cuando puede saltar la liebre) para irme raudamente a abrirme de piernas, como si fuera una bailarina de ballet clásico, a tensar los brazos (que me carga) como si fuera un boy scout y a saltar como si fuera un conejo de esos que tiene humlide, (y es que me han dicho que salto alto como un conejo, un gran dahola-dachao), en fin, la otra vez fuí en la mañana cuando habían como cero grados y la mortandad de abuelitas que van en la mañana a hacer tai-chi era brutal, pero no, ahí estaba yo listo para que me maseen a golpes. Todo esto que leen aquí no es fácil. Mi mamá me tienta con que no vaya para que me quede en casa calentito y tomándo lechita (risas), mi papá no me pregunta si aprendí algo nuevo, me pregunta cuánto me han machucada cada vez que entro por la puerta, y mi hermano... bueno, él está lejos. Por otro lado, me carga (y debería escribirlo con mayúscula) que llueva o que haga frío cuando se acerca la hora de irme de la casa, es como si la lluvia detuviera mi metabolismo y me tuviera que poner a hibernar inmediatamente en mi cama; y ... aparte de la cama, ¿Cuántos placeres no tan culposos existe?, debo decir que soy un fan del catre con cuatro patas, y aunque esté solo como un dedo, no hay cosa más rica que poder acostarte para poder hecharte un cucazo, para leer algun libro o revista, o para poder ver algo de la basura tv, pero que igual entretiene en un día de esos que se llaman "pajeros".
El masoquismo y la cama son tan íntimos que van de la mano y se saludan como viejos amigos, pero mi tipo de masoquismo es mojarme afuera, tener resfriados constantes, bañarme como tres veces al día, y sobretodo pensar psicóticamente si mi desodorante me está abandonando o no en un momento poco adecuado.
Ahora me doy cuenta que mi pc está malo, que la hora está pegada, y que mi reproductor está en off casi desde que comencé a escribir este relato; en realidad ya son las nueve con veinticinco minutos y antes de publicar ésta entrada, tengo que releer todo para ver si hay alguna falta muy grosera en la redacción, cosa que quede algo decente, y después de haber publicado este relato, tengo que ir a mi entrenamiento, para ver si por fin está abierto el blockbuster y ver como mi sifu (maestro) siempre llega más tarde que yo, para ver si yo quedo algo más decente.
Como decia, los shilenos son flojos, y no me incluyo aquí porque no tengo un pelo de flojo, de masoquista sí, y mucho, pero ahora centremonos en la flojera del blockbuster. Hoy fuí a ver si había llegado una serie que queremos arrendar, y en cuanto me bajo del colectivo veo como mis expectativas están erradas: Habren a las diez. "Carajo" pienso, si la gente no llega tan temprano a atender, por lo menos podrían abrir más temprano para ordenar sus productos o ver su inventario, en vez de hacer que sus trabajadores laboren hasta las tres de la noche, como me contó un mal amigo que tuve alguna vez. Así que partí con mis pilchas hechas a mi casa, con el morral verde lleno entre paraguas-libreta-lápiz-pendrive-llaves-cámara-y-demáses. Ahora ya son las ocho con cincuenta y seis minutos según mi computador, y sólo me queda una hora para decidirme si voy o no a entrenar, mientras más lo pienso más me niego, pero también se que cuando falten veinte minutos para que sean las diez, casi automáticamente pescaré mi traje (que me encanta pero que me queda algo así como suelto de mangas) miz zapatillas favoritas (esas pumas que hinché como bataclana ebria para poder tenerlas), mi pendrive (para hacer el transcurso del viaje más agradable) y a lo mejor mi cámara (uno nunca sabe cuando puede saltar la liebre) para irme raudamente a abrirme de piernas, como si fuera una bailarina de ballet clásico, a tensar los brazos (que me carga) como si fuera un boy scout y a saltar como si fuera un conejo de esos que tiene humlide, (y es que me han dicho que salto alto como un conejo, un gran dahola-dachao), en fin, la otra vez fuí en la mañana cuando habían como cero grados y la mortandad de abuelitas que van en la mañana a hacer tai-chi era brutal, pero no, ahí estaba yo listo para que me maseen a golpes. Todo esto que leen aquí no es fácil. Mi mamá me tienta con que no vaya para que me quede en casa calentito y tomándo lechita (risas), mi papá no me pregunta si aprendí algo nuevo, me pregunta cuánto me han machucada cada vez que entro por la puerta, y mi hermano... bueno, él está lejos. Por otro lado, me carga (y debería escribirlo con mayúscula) que llueva o que haga frío cuando se acerca la hora de irme de la casa, es como si la lluvia detuviera mi metabolismo y me tuviera que poner a hibernar inmediatamente en mi cama; y ... aparte de la cama, ¿Cuántos placeres no tan culposos existe?, debo decir que soy un fan del catre con cuatro patas, y aunque esté solo como un dedo, no hay cosa más rica que poder acostarte para poder hecharte un cucazo, para leer algun libro o revista, o para poder ver algo de la basura tv, pero que igual entretiene en un día de esos que se llaman "pajeros".
El masoquismo y la cama son tan íntimos que van de la mano y se saludan como viejos amigos, pero mi tipo de masoquismo es mojarme afuera, tener resfriados constantes, bañarme como tres veces al día, y sobretodo pensar psicóticamente si mi desodorante me está abandonando o no en un momento poco adecuado.
Ahora me doy cuenta que mi pc está malo, que la hora está pegada, y que mi reproductor está en off casi desde que comencé a escribir este relato; en realidad ya son las nueve con veinticinco minutos y antes de publicar ésta entrada, tengo que releer todo para ver si hay alguna falta muy grosera en la redacción, cosa que quede algo decente, y después de haber publicado este relato, tengo que ir a mi entrenamiento, para ver si por fin está abierto el blockbuster y ver como mi sifu (maestro) siempre llega más tarde que yo, para ver si yo quedo algo más decente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario