miércoles, 3 de octubre de 2007

28 (Del).

Del diario de una Anoréxica.

"Ya no quiero que este cuerpo FluCtÚe.
Quiero que lo que se ve en aquel espejo adelgace.
mientras la piel se me seca y los pechos se me hunden.
No quiero que mi abdomen voluminoso se haga patente a la vista.
Mientras boto la bandeja de la comida a una bolsa de plástico,
escondiendo su fétido olor en el armario.
Cuando se hace un agujero en mi estómago,
mientras me acuesto sin fuerzas en el respaldo,
rescatando lo poco que queda de este cuerpo
de esa gordura que me impacta,
que me araña,
que me desagrada,
que me mata,
que me desangra".


Del diario de un Agorafóbico.

"Todo comienza entre personas
que me desagrada que me toquen,
rozándome,
hablándome,
preguntándome,
apretujándome,
mientras comienzo a sudar como un cerdo inmundo,
que está pronto a su descuartizamiento.
Que está prohibido ver el show más allá de mis huesos,
que tiritan y transpiran,
se agitan y gritan
que piden por soledad
mientras alguien te pregunta por tu bienestar,
en medio del conglomerado,
de visitantes
que me alarman,
y que miran
y me observan,
como si algo hubiera dicho o hecho,
mientras

c
a
i
g
o
hacia el suelo."


Del diario de una Bulímica.

"Cabalgo desde el sillón de mi departamento,
hacia un mini-market perverso,
pagando sin sorpresa las ramitas, los queques y las papas fritas,
que se asoman desde el envase
hacia mi centro, mi abdomen vacío,
que propugna sin contemplaciones
lo inerte de la situación,
cuando todo se pierde,
cuando todo se muere,
mientras trago con esfuerzo
todo lo comprado con esmero,
como si con la rapidez
recobrara la lucidez,
de este instante que se va lejos,
mientras me dirijo al baño y cierro la puerta con pestillo,
y me tomo el pelo con un cole negro,
uso dos dedos y los meto adentro,
mientras miro el techo blanco y callado,
quien es testigo de que todo lo tragado ahora sea vomitado,
mientras escurre el ácido que corroe lentamente mis dientes,
mientras todo cae por el water, salpicándome,
con agua y restos varios,
mientras caigo a la baldosa,
que se acostumbra,
a que me bote en el suelo,
como un saco seco,
mientras espero,
poder entender todo esto,
y no abrir la ventana y escalarla,
y gritar a los cuatro vientos que estoy harta.
Mientras me enjuago y limpio todo esto,
como si fuera un crimen que cometí a la brevedad,
pero la verdad,
es que esto es sólo una enfermedad."


Del diario de un Depresivo.

"El mundo es inmenso,
pero yo me siento pequeño,
insignificante, grotesco
ojeroso y rabioso,
mientras los días transcurren
yo me muevo lento y en silencio,
y duermo entre lamentos
que al despertar son gemidos y a veces gritos
cuya pregunta es saber en dónde se escondió la paz
que servía mientras caminaba
y te tocaba
y me tocaba,
y quería
y me querían.
Sentirse abandonado y solo
sin lugar al que pertenecer
mirando el suelo
esperando que se apiade y me trague
para finalmente descansar y poder pensar
con calma
dónde se escondieron las risas y las esperanzas
las dichas y las proezas
mientras las añoranzas las reemplazaban,
junto con las quejas y las espaldas arqueadas,
y las noches en vela
que se ciernen interminables
mientras tratas de entender
qué hiciste para tener que palidecer y finalmente perecer,
secarte como si fueras una hoja seca
mientras el mundo se aleja
mientras la gente vive su vida
y tú vives la tuya
aunque te muestres indolente,
(y en el fondo ausente)."

1 comentario:

ANA dijo...

Crudos relatos...pero es la mera verdad