Tampoco me interesa ser conocido ni famoso. A lo mejor sí reconocido, pero eso es algo distinto.
Hoy me dí cuenta de que hay muy pocos que intentan ser reales, personas reales.Hace tiempo que algunos de mis cuadernos se han abierto para miradas curiosas, incautas y cautas a la vez. No quiero que sea un cuaderno de tierra; no quiero que las apariencias y las ilusiones que nos da este mundo sean parte de mí, no quiero levantar castillos de arena. Hace tiempo que el conocimiento llama mi atención; hace tiempo que tomo la espada y la blando como si ya todo estuviera dicho, aunque claramente faltan cosas que entender. Hace tiempo que el aire está presente en lo que escribo, pero no creo -y no quiero- que mi paso por este mundo sea sólo algo mental, abstracto y alejado de todo, aunque a veces pareciera que así es. Podría tentarme entonces con un cuaderno de fuego, con láminas que son escritas bajo lenguas ardientes que reflejan la disciplina, con los bastos que todo lo transforman, aunque lo destruyan en el proceso. Pero yo disto de eso, porque no me transformo, sino que cambio (solamente). Mis palabras tampoco tienen tanta pasión, aunque a veces asumo la forma de un coraje cualquiera, de esos que encontramos mientras caminamos por una calle desconocida, de ese coraje que se necesita para escribir de repente, bajo el alero de esas miradas que ya mencioné. Hoy llovió de una manera descarada, pero todo ya se calmó y en esta noche hay silencio, una palabra que pocos conocen. Porque el silencio va muy unido a la soledad, y entre nosotros, tú y yo lector, te digo que la soledad está muy infravalorada. La mayoría de la gente necesita rodearse de personas, para evitar pensar en que harán cuando se encuentren sólo con sus pensamientos (y con su vida). Diría que la soledad escurre como la miel fresca y líquida cuando uno se acostumbra a ella y la aprecia con sus regalías, sólo cuando la has entendido y aceptado, de lo contrario se vuelve espesa, amarga y dura. El silencio y la soledad no va con la flama de lo exuberante y lo llamativo. Hago del anonimato un arte del que obtengo buenas ganancias que sólo comparto con quienes realmente sepan escuchar, comprender. Hay más que lo que pensamos, hay pozos de agua en los cuales nos sumergimos y no necesitamos de la compañía, aunque a veces creamos lo contrario. Existen los recuerdos, los sueños -con ojos cerrados o en vigilia- y las ensoñaciones. También hay magia en este mundo, aunque cada vez creamos menos en ella, y también hay emociones, como peces en el océano. Agua, gente de agua, de tierra, de aire y de fuego, mi cuaderno se escribe adentro de una caverna a la cual casi nadie puede entrar, porque así lo he decidido, porque lo que primero fue una imposición hoy en día es una opción, aunque a veces sea a regañadientes. Hoy, como tantas otras veces, vuelvo a escribir debajo del río en el cual se encuentra ésta caverna, hoy, me he dado cuenta de que mi cuaderno es de agua.
1 comentario:
Dejé mi comentario donde primero vi el texto y eso fue en Ereskigal, querido.
Nos vemos.
Publicar un comentario