Tú eliges dónde escondes tus heridas.
Tú sabes dónde guardas tus manos.
Tú conoces los rincones de aquel cuerpo.
Tú escoges el lugar hacia dónde se dirigen tus ojos.
Tú sabes lo que se guarda entre el pecho, la carne y los huesos.
Tú conoces el lugar de mil batallas.
Tú sabes a dónde se dirigen mis pasos.
Tú visitaste el color de esas pupilas.
Tú eliges cerrar puertas que bien podrían estar abiertas.
Tú eliges la ausencia.
viernes, 24 de agosto de 2007
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